De acuerdo a de Migue Diaz (2005) el
centro de atención en la planificación serían las “competencias” a adquirir por
el alumno rompiendo el concepto tradicional lineal del profesor (contenidos, métodos de enseñanza y sistemas de evaluación).
El concepto innovador de este modelo es similar
al denominado “alineamiento constructivo” según el cual los métodos de enseñanza
y los sistemas de evaluación se definen paralela e integradamente en relación a
las competencias a alcanzar (Biggs, 2005; Prieto, 2004).
LOS
SISTEMAS DE EVALUACIÓN GUÍAN EL APRENDIZAJE DEL ALUMNO
El
profesor permanece anclado en un enfoque de los procesos de enseñanza y
aprendizaje donde lo más importante es qué y cómo enseña él. Primero está el
temario -los contenidos-, de ahí se definen coherentemente los métodos y
técnicas de enseñanza y sólo finalmente y al margen del cuerpo principal del
proceso se definen las estrategias y contenidos de la evaluación.
Para Tagg (2003) los “sistemas de
evaluación” constituyen el tercer elemento de planificación y ejecución del
proceso de enseñanza-aprendizaje según el modelo propuesto. Este modelo supone
un cambio de paradigma.
Por el contrario, desde la perspectiva
de muchos profesores, la evaluación sería el elemento último y marginal en la
planificación de su labor.
Hay profesores que tienen una concepción
clara de lo que quieren que aprendan sus alumnos y orientan sus métodos de
enseñanza a este propósito Sin embargo, no suelen establecer a priori cuáles
serán las estrategias y contenidos de evaluación. Así, el profesor planifica y
ejecuta focalizado en los métodos y contenidos de su enseñanza.
Sin embargo, para el profesor este cambio
requiere un cambio de concepto sobre su labor, un cambio de actitud y el aprendizaje
de nuevas destrezas.
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